El desayuno debe aportar alimentos que ayuden a la actividad cerebral. Los cereales, semillas, frutas frescas y lácteos con moderación no deben faltar en tu mesa.
Para el desayuno de la mente son estupendos los oligosacáridos de digestión lenta (cereales, gofio, granos, semillas) sin azúcares añadidos. Algún zumo de fruta fresca natural. Algún lácteo (kéfir, yogur sin azúcar, o queso fresco) para la actividad de las bacterias de fermentación láctica que aportan nutrientes al cerebro.
Aquí os traigo esta sugerencia de la foto:
- Zumo de fresas, papaya y mandarina;
- Kéfir con avellanas crudas, pasas, semillas de sésamo, una pizca de cúrcuma y canela;
- Una tostada de espelta con granos de lino, avena y girasol.
Otras mezclas de zumos:
- Remolacha y piña.
- Manzana, naranja y canela.
- Manzana y fruta de la pasión.
- Zanahoria y jengibre.
- Pera y kiwi.
- Frutos del bosque y níspero.
- Mango y frambuesa.
- Plátano y granada.
- Sandía y fresas.
- Melón, con limón y menta (o hierba huerto).
- Arándanos y persimon (o kaki).
- Melocotón, uva y unos granitos de anís.
- Plátano y frambuesa.
- Albaricoque y uvas.
- Puedes combinarlos con leche de almendras o de avena. Añade a los zumos semillas de sésamo, de chía, o de lino y así incorporarás microminerales, vitaminas y ácidos grasos esenciales.
También puedes consultar la propuesta más rica en ingredientes del vínculo del Desayuno para una mente en forma.