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La nueva generación de sexagenarios que aparentan cuarenta.

Los antiguos 60 son los nuevos 40. Los senior actuales dicen sentirse más jóvenes que nunca. La práctica del ejercicio físico, la nutrición saludable, el contacto social, la vida, la actividad intelectual y, por encima de todo, la actitud corporal, mental y emocional convierte en el número “60 y pico” en una cifra sólo simbólica.

Las encuestas en personas de edad madura son unánimes al afirmar que más de 40% se encuentran en mejor forma física que sus padres tenían a esa misma edad. Un 20% reconoce encontrarse en la misma condición física, o incluso mejor, que 20 años antes.

¿El resultado? El inicio de la etapa de la vejez se ha retrasado a los 76 años.

¡Muevan el esqueleto… Carcasas viejas!

La vieja creencia de que el veinteañero es más activo que el sexagenario está cada vez más cerca de ser un mito. Y la ciencia está al apoyo.

Una investigación efectuada en la escuela Johns Hopkins Bloomberg (EE.UU.) en la que participaron 12.529 personas demostró que la actividad física diaria era sorprendentemente baja en los adolescentes. Para el estudio dividieron a la población en cinco grupos de edad, desde el los niños menores de 11 años, adolescentes, jóvenes, adultos promedio, incluyendo un amplio grupo de adultos por encima de los 60 años. En estas personas midieron durante dos años la actividad física desde por la mañana temprano y a lo largo de todo el día en los quehaceres cotidianos.

Las conclusiones fueron contundentes: los jóvenes de 19 años tenían una actividad física similar a los de 60 años. En particular, los adolescentes por debajo 19 años eran más sedentarios que sus abuelos. No había diferencias significativas según los géneros.

Dar vida a los años… más que años de vida.

La actitud mental es una de las herramientas esenciales que adapta la percepción relativa a la edad. Aquel dicho de “somos viejos cuando lo decidimos” tiene mucho que ver con la manera en la que cerebro percibe y actúa en consecuencia de la percepción.

Como comento en mi libro “Pon en forma tu cerebro” (RocaEditorial) de los aproximadamente 70.000 pensamientos que tenemos al día, tan solo hacemos conscientes una pequeña parte. El cerebro forja la realidad en base a la experiencia previa de las percepciones inconscientes, que ni siquiera sabemos que están en nuestra cabeza. Por consiguiente, la conciencia que adoptemos sobre nuestra propia persona predice nuestra existencia de acuerdo a una percepción relativa. Por esa razón, si estamos convencidos a priori de que somos físicamente capaces de algo, estaremos forjando las herramientas potenciales para llevar a cabo esa actividad con independencia del factor edad.

¡Para el cerebro la edad no importa!

Ese sencillo “truquillo” mental puede ser una herramienta muy poderosa a la hora de afrontar el envejecimiento. Siempre pensamos que primero está la causa y luego el efecto. Por ejemplo, podemos mojar el pensamiento «si pudiera tener más dinero, iría de viaje». Pero… ¿Y si empezamos por el efecto? Si planificamos el viaje lo tendremos más cerca de cumplirse. Sería como “moldear la realidad con la arcilla de la intención”.

Establecer formas de pensamiento más juveniles hace que en definitiva nuestro cuerpo y nuestra cabeza también piensen y actúen de manera juvenil. ¡Nos podemos quitar años de vida tan solo sintiéndonos más jóvenes!

Muchos sexagenarios parecen haber comprendido que el paso de los años puede ser una vía de descubrimiento de otras facetas de nuestra existencia, convirtiéndose en una experiencia extraordinaria desde el punto de vista cognitivo, físico y emocional.

Pondré un ejemplo que tengo cercano. Provengo de una familia con tendencia a la longevidad. Las mujeres de mi familia que han vivido cerca de los 100 años tenían el siguiente lema: “Hay que ser valiente, tener una actitud positiva ante la vida, reírse lo más que se pueda, comer de todo pero en pequeña cantidad, cultivar el intelecto, tener vida espiritual y dormir bien”. ¡Sobre todo dormir bien! Para mejorar la calidad del sueño, puedes consultar mi libro “Alimenta el sueño para un cerebro sano” (RocaEditorial).

La neurociencia está demostrando la validez de estos preceptos tradicionales. Es evidente que “los buenos genes” contribuyen a que haya personas que tengan un aspecto juvenil adentrados en años.

Lo contrario también se constata, incluso entre hermanos, en familias en las que el benjamín de la casa parece más viejo que el primogénito. En este sentido, hay muchos estudios que defienden que el mayor porcentaje de los parámetros de la longevidad vienen determinados por la epigenética, es decir los factores externos de nuestro contexto social medioambiental que forjan la evolución de nuestro organismo y nuestra mente. El envejecimiento saludable parece implicar una cierta actitud y estilo de vida juvenil en cuerpo y espíritu.

Mantener el cerebro de los 20

De nada nos sirve tener un cuerpo lozano si no va acompañado de una cabeza que funcione ágilmente.

El cerebro no envejece como el resto del cuerpo. No envejece sistemáticamente al ritmo de otros órganos. Se puede comprobar cómo hay personas que exhiben una agilidad mental extraordinaria a edad avanzada, mientras que otras con un aspecto físico más joven presentan una actividad cerebral más ralentizada y menos ágil. La edad cerebral no siempre se corresponde con la edad fisiológica de la persona.

Los parámetros de envejecimiento del cerebro se pueden observar en el laboratorio y la clínica.

Las canas y arrugas del cerebro se puedan manifestar en estos parámetros que se indican a continuación. Sin embargo, todo va a depender de la persona, su estilo de vida, su alimentación y qué haga uno con su cerebro a lo largo del día. Una pista: “Vivir con estrés y angustia diariamente, acorta la vida del cerebro”.

1.- El cerebro mengua ligeramente.- Cuando se compara el cerebro de una persona de 20 años con una de 100 años, se observa que en los varones el cerebro pierde unos 100 gramos.

2.- Menos materia gris.- El cerebro puede perder algo de materia gris de manera selectiva en algunas zonas del cerebro, mientras que otras permanecen intactas. Estos cambios pueden venir acompañados de la pérdida de las habilidades ejecutivas y de la memoria en el corto plazo. Por añadidura, estas facultades se pueden compensar con la experiencia y los recursos de conocimiento previamente adquiridos.

Por el contrario, hay algunas que pueden optimizarse, como es el cado de la capacidad semántica que adquieren muchas mujeres. Todos habremos comprobado que hay mujeres pasados los 70 que son imbatibles en dialéctica con argumentos altamente convincentes. Además, se mantienen intactas las habilidades en la memoria autobiográfica, las emociones y la capacidad de anticipación como fruto de la experiencia.

3.- Merma del metabolismo. En algunas zonas del cerebro asociadas con la orientación en el espacio se observa una reducción del metabolismo de las neuronas. Es decir, las células “comen” menos glucosa y respiran peor. Esto puede desembocar en un agotamiento progresivo de las neuronas.

4.- Las neuronas conversan menos. Se puede producir una disminución de la producción de neurotransmisores en la neurona que «envía mensajes» así como menor escucha de la que recibe el mensaje. Como consecuencia de ello, se dificultaría la comunicación óptima entre las neuronas.

5.- Peor riego sanguíneo. Con el envejecimiento es más frecuente que se ralentice el flujo de sangre al cerebro como consecuencia de la pérdida de vasos sanguíneos y de alteraciones en las paredes de las arterias.

6.- Se acumula la “basura cerebral”.- Como el cerebro trabaja mucho, también puede acumular más basura como los residuos del estrés oxidativo. Se puede así dificultar la funcionalidad de las neuronas.

La vida cerebral puede empezar a los setenta. Es el momento en el que se tiene más tiempo para uno mismo, para visitar a los amigos y para iniciar nuevas aventuras. Estos son los mejores antídotos del envejecimiento cerebral, es decir, mucha pata, poco plato, hablar con los demás y dormir bien. Los detalles para dominar el “anti-aging cerebral” lo tienes en mi libro “Dale vida a tu cerebro” (RocaEditorial).

En definitiva, en la década de los veinte del SXXI el concepto de juventud ha pasado a ser un concepto relativo, y la eterna juventud es ahora una decisión personal.

Para las personas interesadas en la alimentación y pautas saludables para el cerebro, he preparado este curso on-line:

Lo puedes hacer “a tu aire” desde casa. Incluye un libreto de recetas neurosaludables.

2 respuestas a «La nueva generación de sexagenarios que aparentan cuarenta.»

Que forma tan bonita de ayudar! Tengo 61 años, mucha actividad laboral y cuido de mi madre con Alzheimer. Sus artículos me vigorizan y me dan esperanzas.
Además aprendo que cosas me benefician y me perjudican. Espero que muchas personas puedan aprovechar bien su vida adulta gracias a su aportación.
La próxima vez que visite Fuerteventura espero poder conocerle personalmente.
Millones de gracias, Doctora!!

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