Los científicos españoles han participado en el mayor proyecto actual para conocer los beneficios de la dieta mediterránea. El estudio Predimed analiza los beneficios de una cohorte de casi 7500 españoles reclutados durante los últimos años.
La dieta mediterránea reduce el riesgo de infarto, ictus y cáncer de mama
Se empezó con una población que comía lo mismo en una lista que incluía aceite de oliva, frutos secos, vegetales, pan integral, cereales, legumbres, frutas, pescados, carnes, lácteos y dulces. Posteriormente, se analizaron diversos parámetros de salud, según se alejaran de este patrón nutricional.
Los resultados de una de las investigaciones demostraron que se producía una reducción de riesgo cardiovascular de hasta un 30% en aquellas personas que seguían la dieta mediterránea establecida.
En otro trabajo de Predimed se siguió a un grupo de casi 4200 mujeres entre 60-80 años, de las cuales unas seguían dieta mediterránea, otras añadían en la dieta frutos secos, y un tercero que incorporaban además aceite de oliva. Se observó que la incidencia de cáncer de mama era un 32% menor en las que consumían aceite de oliva, en comparación con los otros dos grupos.
Otros beneficios publicados por el grupo de investigación incluyen la osteoporosis, obesidad y diabetes.
La dieta mediterránea debe seguir una proporción
Como comenta el director del Proyecto Predimed, Miguel Ángel Martínez-González, a pesar de que la gente parezca conocer la dieta mediterránea, en realidad en muchos casos se está mezclando con la dieta occidental, con mayor ingesta de carnes rojas y azúcares refinados, por lo que los efectos saludables se reducen.
Por otra parte, “el abuso del pan blanco es uno de los problemas más graves que tenemos en España”. El almidón abundante en el pan blanco se convierte en azúcar, perjudicial para el organismo y, además, el pan refinado tiene menos aporte proteico que el pan integral.
Además, los azúcares de zumos envasados añaden sabores extradulces que reducen el consumo de frutas, sin contener el aporte nutricional necesario. Tan solo nos llenan de azúcares refinados que perjudican nuestra salud.
La dieta mediterránea en el cerebro tiene sus “más y sus menos”
En el caso del cerebro, los resultados todavía no son tan contundentes. En esta web se indican algunos alimentos neurosaludables, entre los que están incluidos muchos de los que pertenecen a la dieta mediterránea. En particular, es esencial la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados de la serie omega 3 que son abundantes en el pescado.
Un estudio elaborado por investigadores españoles incluyó 334 participantes en tres grupos que seguían una dieta mediterránea, otra rica en frutos secos, y otra enriquecida en aceite de oliva (1 litro a la semana). Los resultados demostraron que en las personas que seguían la dieta mediterránea con suplemento en aceite de oliva tenían mejores resultados en las pruebas cognitivas, en comparación con los otros dos grupos.
Nuestro propio grupo de investigación ha demostrado la importancia de la adecuada proporción de omega 3 para mantener las neuronas saludables, observándose una reducción de la proporción de estas grasas tanto en pacientes de Alzheimer, incluso desde los primeros síntomas de esta enfermedad, y también en enfermos de Parkinson.
¡Pero, cuidado con el pan en el cerebro! Ya he comentado en otro artículo de esta web que el azúcar es neurotóxico, y por tanto el consumo de pan blanco en particular podría llegar a ser perjudicial para el cerebro. En el libro de David Perlmutter “Cerebro de pan” se comentan aspectos nocivos del almidón en el cerebro.
En resumen, para el cerebro: menos pan y más pescado. Y sin duda en breve tendremos más noticias sobre los efectos beneficiosos de la dieta mediterránea contra Alzheimer y Parkinson. Como comenta Miguel Ángel Martínez-González, “los resultados aún sin publicar podrían ser un bombazo”.