Los implantes en el cerebro están dejando de ser ciencia-ficción para convertirse en realidad. Los científicos piensan que los dispositivos implantados en el cerebro permitirán comunicar entre mentes, recuperar memoria o volver a caminar después de décadas en silla de ruedas.
Ver sin necesidad del ojo, oír sin necesidad del oído, estimuladores para el párkinson
El principio general de los nuevos abordajes para ayudar a las personas con problemas funcionales consiste en intervenir directamente en las zonas del cerebro que se encargan de gestionar esos procesos.
Por ejemplo, en el caso de una persona que haya perdido la vista por alguna lesión o accidente, el nuevo planteamiento consiste en estimular eléctricamente las neuronas de la zona de la corteza visual directamente. Esta zona se encarga del procesamiento de las imágenes que recibe el ojo, lo que implica poder reproducir la visión que las personas han perdido sin necesidad de reparar el ojo. En este sentido, ya se han hecho algunos avances importantes con bastante éxito en personas que llevaban décadas sin ver absolutamente nada.
Otras aplicaciones en las que ya se está trabajando permitirán recuperar la movilidad en personas que están paralíticas o aliviar los síntomas de la depresión aguda sin necesidad de tratamientos farmacológicos. En ese sentido, la estimulación eléctrica profunda ya se está utilizando con éxito para las personas depresivas. Sin embargo, para que el tratamiento sea eficaz en el largo plazo, el paciente debe contribuir a la mejoría incorporando nuevos hábitos de vida que le permitan una mayor estabilidad emocional.
Volverse telepáticos
Las nuevas aplicaciones pueden ser también muy atractivas para mejorar las capacidades de las personas sanas.
Algunos laboratorios están investigando para desarrollar la manera de utilizar la consola del ordenador con la mente y compartir pensamientos entre mentes. En otro artículo anterior comenté alguno de estos primeros experimentos en la comunicación mental directa en la que una persona en India jugaba al tetris con otras personas ubicadas en Francia y en España utilizando únicamente el pensamiento. También se está trabajando en la elaboración de cascos y cintas par la cabeza que permitan mejorar la memoria y la velocidad de aprendizaje.
Como comentan algunos científicos, “las personas se volverían telepáticas de alguna manera, capaces de acceder a los pensamientos y emociones de otras personas sin usar palabras orales o escritas. Desde luego, las opciones de colaboración profesional o simplemente entendimiento en conversaciones profundas entre amigos adquiriría una nueva dimensión”.
¿Quién podrá permitírselo?
La gran duda es si estas nuevas aplicaciones extraordinarias estarán al alcance de todos teniendo en cuenta su coste elevado. Los potenciadores del cerebro se pueden convertir en un artículo de lujo que tan solo algunos se podrán permitir, dejando a países con menor poder adquisitivo privados de estas tecnologías avanzadas.
Por otra parte, la práctica se puede extender incluso a los que tampoco pueden decidir al respecto como en el caso de la manipulación embrionaria.
Más cerca de lo que imaginamos
La sociedad debe empezar a prepararse para una nueva revolución tecnológica en la cual las personas podrán disponer de implantes en el cerebro que les permitan potenciar actividades que este magnífico órgano efectúa.
Los implantes insertados directamente en el cerebro podrían acceder a los datos más íntimos de las personas, a sus pensamientos, humor, motivaciones y emociones que se convertirían en un abuso de los derechos humanos.
Esta revolución conlleva reajustes sociales importantes en materia de neuroética. ¿Cómo se protege la libertad de pensamiento, la protección de los recuerdos, de las ideas, de los entresijos de la mente de cada persona? Aún no está regularizado. Algunos países ya se preparan desde el punto de vista legislativo para esta revolución. Así, Chile podría convertirse en el primer país del mundo en incorporar enmiendas a la Constitución en materia de protección del cognitivo, memorístico y emocional de las personas. Por su parte, Reino Unido ha iniciado a través de la Royal Society la investigación nacional en materia de tecnología para el cerebro.
Mientras tanto, por su parte, Facebook ha comprado recientemente una empresa en neurotecnología para desarrollar la interfaz mente-ordenador. En otras palabras, que el ordenador interaccione directamente con la mente de las personas sin necesidad de escribir o hablar, sino tan solo con la conexión directa entre ambos. Ello permitiría, por ejemplo, poder enviar directamente las emociones que sentiste en tu primera experiencia tirándote en paracaídas. Tu interlocutor podría sentir exactamente la sensación de velocidad, de miedo, de ingravidez, etc. sin ni siquiera expresarlo con palabras o visualizar con imágenes.
Tim Constandinou, el director del laboratorio de interfaces neuronales del Imperial College London afirma que es probable que en una década este tipo de neurotécnicas invadan el mercado con diversas aplicaciones y necesidades. Y aunque es evidentemente partidario de la implementación de una legislación neuroética que aún no existe, también advierte que habrá que salvaguardar simultáneamente el que no se llegue a una excesiva regulación. “Necesitamos asegurarnos del adecuado uso de estas técnicas y no restringirlas excesivamente ya que podría mejorar la calidad de vida de muchísimas personas”.