Sin usar perfumes, por el olor determinamos la persona que más atractiva nos resulta, sin ni siquiera conocerla. El olor nos permite saber si la persona es “química y genéticamente compatible”.
El olfato es una de las formas de comunicación más importantes en los animales. Si bien históricamente se pensaba que el olfato era más limitado en los humanos, la investigación científica ha demostrado que los humanos tienen también una alta sensibilidad olfativa, de tal manera que los olores pueden influenciar nuestra fisiología y nuestro comportamiento, incluyendo nuestro éxito en la atracción sexual. Sin embargo, cada persona selecciona el olor que más le atrae sexualmente de manera muy diferente, lo cual parece estar basado en factores de selección genética (elegir los “mejores genes” para nuestros retoños), incluyendo la compatibilidad del sistema inmune (elegir los sistemas inmunes más compatibles para que nuestros descendientes se defiendan mejor frente a riesgos de enfermedades). ¡Y todo ello por el olfato!
Ellas dan más importancia al olor para seleccionar su pareja
Algunos estudios se han basado en experimentos en los cuales se pedía a los participantes de ambos sexos que olieran las camisetas del sexo opuesto que habían usado para dormir las dos noches anteriores. A continuación, tenían que ponerles un valor, de acuerdo a tres criterios: placentero, intenso y sensual. Los resultados demostraron que ellas daban más valor a estos criterios a la hora de sentir atracción por la pareja opuesta, junto con la simetría bilateral más perfecta (es decir, el mayor atractivo físico masculino que se correlaciona con mejores genes). Además, la atracción olfativa exitosa y el apetito sexual se acentuaba en las mujeres durante la fase de ovulación (cuando la mujer es más fértil y presenta mayor sensibilidad a los olores), y en aquellas que no utilizaban métodos contraceptivos, indicativo del que las distintas fases del ciclo menstrual también influencian la atracción al sexo masculino. Las mujeres también elegían por el olfato a los hombres más dominantes, incluso sin llegar a verlos físicamente.
Sin embargo, ellos no dan más importancia al olor femenino que al aspecto físico de su pareja. En otras palabras, parece que para ellos el olor en la selección de pareja es menos significativo que en ellas.
Olores y feromonas para detectar el estado de salud de nuestra pareja
Las pistas químicas del olfato no están basadas únicamente en el olor que una persona exhale, sino también en las feromonas que ésta produce. Las feromonas son sustancias químicas que producimos en nuestro organismo pero, a diferencia de las hormonas, se liberan al ambiente exterior y, cuando son captadas por otras personas, pueden producir cambios en el comportamiento del receptor, sin afectar el comportamiento de la persona que las produce.
Gracias a todas estas sustancias volátiles, nuestros sistemas olfatorios nos revelan si una persona tiene una composición en su sistema inmune que sea robusto (lo que permite mejor adaptación a los riesgos de enfermar) así como si ese sistema inmune es compatible con el nuestro para generar una progenie saludable. Además de “oler la inmunocompatilidad”, el olfato en mujeres parece más capaz de saber si el olor de la pareja elegida está mejor adaptada socialmente y su grado de capacidad reproductiva.
El olor del cortisol, el favorito entre ellas
La preferencia olfativa por un tipo particular masculino mediante el olor de su camiseta usada de pijama coincide con la mayor concentración de cortisol encontrada en la saliva de ellos, mientras que otros “clásicos” como la hormona sexual testosterona no parecía influir. El cortisol es sin embargo una hormona que aumenta su producción en situaciones de estrés, y contribuye a deprimir nuestro sistema inmune. ¿Paradójico? En realidad, la explicación sería que al deprimir tus defensas contribuyes a mejorar la producción de esperma de mejor calidad, ya que los espermatozoides son más susceptibles a ser “atacados” por el sistema inmune.
¿Y qué hay de los perfumes y colonias?
Paradójicamente, no he encontrado estudios científicos concluyentes respecto a si algún tipo de esencia usada en los perfumes podría contribuir a nuestra atracción sexual por el olfato. Mientras tanto, mejor fiarnos de lo que nuestras feromonas nos dicen al respecto.