La investigadora francesa Astrid Nehlig nos comenta en una revisión científica que la cafeína presente en el café facilita el aprendizaje en tareas de información pasiva. Sin embargo, la cafeína no tiene efectos en la memoria cuando estamos aprendiendo intencionadamente, por ejemplo, cuando estudiamos o memorizamos. También parece facilitar las tareas relacionadas con la memoria ejecutiva (la que nos permite tomar decisiones), siempre y cuando no sean muy concienzudas. Tampoco parece que tomar café nos mejore la memoria a largo plazo.
También parece que las dosis son importantes. Baja dosis de cafeína nos reducen la ansiedad, pero altas dosis nos aumentan la ansiedad y el nerviosismo.
Por lo tanto, con una buena tacita de café al día mientras leemos el periódico podemos quedar con más información sobre las noticias, pero como nos pongamos a memorizar una tarea, el cerebro desconectará.
