El manuscrito Voynich es un manual misterioso con 6 siglos de antigüedad escrito en un lenguaje totalmente desconocido que aún no se ha podido descodificar. En estos días, un académico de Bristol (Gerard Cheshire) afirma haber encontrado la solución: se trata de un manuscrito escrito en protorromance, lengua ancestral extinta de la que derivaron lenguas como el español. Sin embargo, esta noticia fue desmentida a las 24 horas, indicando que no había sido del todo admitido y comprobado.
Los últimos datos efectuados con inteligencia artificial indicaron que estaba escrito en hebreo codificado a partir de alfagramas.
Ayer tuve una réplica perfecta del original en mis manos en el quiosco de la Editorial Siloé en la Feria del Libro de Valencia.
El tacto de esta obra y las sensaciones que despierta son realmente indescriptibles. Te traslada a algo más allá de uno mismo, acompañado de una sensación de familiaridad y “deja vu”.
Pero lo que más me asombró fue la similitud del desplegable central con las partes del interior de las células vegetales y ¡Al sistema nervioso!
Evidentemente, un manual con tantos secretos sin desvelar invita a la creatividad y la imaginación. Así que ¿Por qué no imaginar en esta lámina central una referencia al conectoma humano? Es decir a la red de microcircuitos neuronales que interaccionan entre sí para hacer un todo en la conectividad general del cerebro.
Desde lo microscópico a lo macroscópico, todo está reflejado en esta lámina.
Con independencia del rato mágico que pasé entre las páginas de esta obra de arte, el viaje por el manuscrito Voynich disparó mi imaginación y creatividad. Quizás incluso modificó algún circuito de mi propio conectoma cerebral.
8 respuestas a «¿El manuscrito Voynich contiene un conectoma?»
Me parece un análisis increíble y con mucho sentido .
Muchísimas gracias
Hola Óscar.
Muchas gracias a ti. Sin tu generosa aportación no hubiera sido posible para mí.
Un fuerte abrazo.
Raquel
Hola Raquel: no me extraña que hayas identificado el desplegable central del manuscrito como el conectoma humano; para tí, como dices, es un “deja vu” y te resulta familiar. Desde luego es original, pues de los cientos de interpretaciones que circulan por ahí creo que la tuya no aparece. Tiene sentido, desde luego; yo llego a ver neuronas (que en aquella época eran desconocidas, claro) y hasta los microtúbulos. Es curioso que la esfera central está plagada de tubos que se supone conectan “a algo”, de forma que simpatizo con tu creativa interpretación. Se supone que son nueve esferas; lo que el autor quiere transmitir, no nos llega. Quizás tenga que ver con el forzado oscurantismo de la época de principios del siglo XV; ya sabes lo que le sucedió a Miguel Servet un siglo más tarde tras publicar sus descubrimientos sobre la circulación sanguínea “a las claras”…
Muchas interpretaciones del cerebro tienen relación con lo que estamos acostumbrados a “ver”; por ejemplo, la tumba de Pacal, rey de los mayas en Palenque (México), tiene grabada su ascensión a los cielos en la losa que cubre su tumba. Hoy en día se la conoce como “el astronauta” o “el motorista”, por simple asociación de imagen de lo que estamos acostumbrados a ver, algo que para los antiguos mayas es evidente que no tenía ningún sentido. Hoy diríamos que su forma de ascender a los cielos fue cómodamente instalado en una moto o una cápsula espacial…
Hola Kurt. Muchas gracias por tu comentario. Me ha llamado la atención que hayas visualizado los microtúbulos de la parte de lo que podría ser el “esqueleto” de las células y de las vías de conexión entre ellas. Sobre todo porque en mi entrada original no había comentado este aspecto. ¡Así que ambos vemos microtúbulos con ojos diferentes!
El manuscrito original, desde mi punto de vista, es una guía de salud y de estilo de vida detallada. Incluye la parte cosmológica y espiritual, la parte fisiológica fundamentalmente centrada en la fecundación y reproducción y la parte práctica basada en conocimientos de botánica con una exhaustiva lista descriptiva de plantas y raíces seguramente con propiedades curativas.
Con independencia de que llegue a desvelarse su contenido, la sensación placentera visual y táctil que evoca es ya en sí curativo.
Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu amable comentario.
Raquel
Yo personalmente creo que es una especie de “libro de la Vida”, a la vez que una forma de mejorarla, es decir, también una guía de salud, como dices. La mitad del manuscrito es de botánica (herborística y farmacéutica) y a la vez conlleva un recetario (en aquella época, las curaciones eran en su mayoría por esta vía). Aparte de eso, engloba también Biología y Astronomía, pero ésta asociada también a los ciclos vitales. El hecho de la profusa aparición de mujeres embarazadas, incluyendo detalles clarísimos de la ovulación femenina, donde se origina la vida, es lo que me hace tener esa opinión. En cuanto al cerebro, una de las nueve esferas “parece” que se pudiera asociar a la glándula pineal, dentro de los límites del conocimiento en aquella época, muy escaso. Eso también aboga por la involucración del cerebro en el manuscrito, de lo que eres “pionera”.
La escritura de derecha a izquierda (o de espejo) es similar a la utilizada un siglo más tarde por Leonardo da Vinci,me figuro que por las mismas razones ocultistas. Vaya uno a saber si el método del C14 es tan preciso en este caso como se asegura; siglo más, siglo menos, no me sorprendería por causas múltiples que pudieran afectar a la datación.
Muchas gracias por los comentarios.
Saludos cordiales.
Raquel Marín
Kurt y tu teneis visión micro. Mi pobre visión macro me inspiró at first sight un instrumento de navegación marítima.
Cada loco con su sueño…
¿De navegación marítima? Al fin y al cabo el conectoma es una forma de navegar por el cerebro. Los sueños a veces coinciden en algún lugar de la creatividad.
Muchas gracias por soñar en este blog.
Raquel