El tejido linfoide del intestino es el órgano del sistema inmune más grande. El sistema inmune es el encargado de la defensa y protección contra infecciones y enfermedades. Cada vez hay más evidencias de que la flora intestinal está relacionada con la inflamación cerebral.
Lo que comemos contribuye a regular la inflamación del cerebro
En nuestro intestino conviven un numeroso grupo de distintos tipos de microorganismos (la flora intestinal) que nos ayudan, entre otras funciones, a digerir y procesar adecuadamente la comida.
Un novedoso estudio llevado a cabo por varias Universidades internacionales incluida la Universidad de Sevilla ha demostrado por primera vez que las bacterias del intestino (el microbioma) influyen de manera remota en la inflamación del cerebro. Este hecho estaría relacionado con los déficits en la flora intestinal, o derivados de déficits de nutrientes adecuados en la comida, que contribuirían a disminuir la capacidad de “hacer llegar” al cerebro estos nutrientes esenciales.
En concreto, parecen afectados los astrocitos, que son células del cerebro que se encargan de muchas funciones, incluyendo el transporte de nutrientes a las neuronas, y la regulación del paso de nutrientes hacia el cerebro.
Los déficits en la dieta y la flora intestinal en la Esclerosis Múltiple
La esclerosis múltiple es una enfermedad degenerativa en la que se produce entre otros procesos inflamatorios y una “desmielinización” progresiva, por lo que se considera que el mal funcionamiento de los astrocitos juega un papel esencial en el desarrollo de esta enfermedad.
La interesante investigación llevada a cabo utilizó modelos experimentales de esclerosis múltiple (en ratón) que contrastó con muestras de pacientes de tejido cerebral de personas con diagnóstico de esclerosis múltiple y de individuos sanos utilizados como control. Los resultados demostraron que la dieta y la cooperación de la flora intestinal modulan las células del sistema nervioso y la neuroinflamación. Los expertos concluyen que los factores ambientales y metabólicos son esenciales en la regulación de la actividad de los astrocitos, por lo que se deben tener en cuenta en futuras intervenciones terapéuticas más eficaces.
Carencias de triptófano y Vitamina D en la Esclerosis Múltiple
En el estudio se demuestra que la carencia del triptófano (un aminoácido esencial que se debe incorporar en la dieta) empeoraba la patología de la esclerosis múltiple. El triptófano se puede encontrar de manera abundante en el pescado azul (sardinas, chicharros, caballa, atún, salmón), los huevos, las legumbres, los frutos secos y los quesos.
Otros estudios, como la revisión publicada recientemente por el Profesor H. Wood, muestran que la esclerosis múltiple empeora por falta de vitamina D, que se considera un factor de riesgo en esta enfermedad. De hecho, las personas que sufren esclerosis múltiple tienen recaídas más frecuentes asociadas a la carencia de esta Vitamina. La vitamina D es abundante en el aceite de hígado de bacalao, el pescado azul, los huevos, el hígado y las setas.